31 marzo 2014

OBESIDAD II. Factores genéticos

Las causas de la obesidad son desconocidas
Figura 1.- Las causas de la obesidad son
aún un gran misterio. Modificada
del enlace
Tratar de averiguar las causas de la obesidad es el objetivo de multitud de grupos de investigación en el mundo. No menos del Centro de Investigación Biomédica en Red – Fisiología de la Obesidad y Nutrición, CIBERobn, en nuestro país. Por esta razón, ya te adelanto que en este artículo no encontrarás las causas verdaderas y únicas de la obesidad, sino un intento por resumir la influencia que los factores genéticos tienen en la acumulación excesiva de grasa corporal. Los factores ambientales serán objeto de un artículo posterior. 




No hay duda ya de que en el desarrollo de la obesidad pueden influir numerosos factores, con mayor o menor importancia dependiendo del caso concreto. Estos son de dos tipos:

            * Factores genéticos
            * Factores ambientales


El espectacular aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad experimentado en las últimas décadas difícilmente se puede explicar por cambios genéticos que hayan dirigido una selección natural hacia los individuos con mayor facilidad para acumular grasa corporal. Por esta razón, se considera que la epidemia de obesidad que estamos sufriendo en la actualidad se debe mayoritariamente a cambios ambientales, lo que se viene denominando "ambiente obesogénico". Esto no resta importancia a la contribución de los factores genéticos en el desarrollo de la obesidad, especialmente porque a pesar de estar expuestos al mismo  ambiente obesogénico, existe una variabilidad importante entre los individuos.


Es necesario hacer primero una aclaración con respecto al significado de los factores genéticos en la obesidad. Todos estamos acostumbrados a una visión de la genética algo fatídica, es decir, como una lotería donde si te toca el gen 'malo' sólo te queda asumirlo con mayor o menor deportividad. En este sentido y más directamente relacionado con la obesidad, todos hemos oído en algún momento algo parecido a "a mí me engorda la comida y a ti no". Esto suena a una condena irremediable en la que la persona no puede hacer nada porque le ha tocado 'el premio gordo' y qué culpa tiene él/ella. O también puede sonar a excusa para seguir con unos hábitos de vida poco recomendables. 
En la obesidad sólo existen unos pocos casos en los que realmente viene provocada por fallos genéticos, mientras que en el resto, sólo se puede hablar de cierta "PREDISPOSICIÓN" genética, que es muy distinto a "determinación". Por lo tanto, excepto en la obesidad monogénica (ver más abajo), los factores genéticos y los ambientales son las dos piezas de una condición que ya se ha convertido en epidemia mundialComo Bray resumió de forma sencilla en una revisión de 2004, “los genes cargan el arma, pero el ambiente aprieta el gatillo” (‘‘the genetic background loads the gun, but the environment pulls the trigger’’) (referencia 2).

Factores genéticos y ambientales de la obesidad
Figura 2.- Factores genéticos y ambientales que predisponen al desarrollo de obesidad y sobrepeso. [Ver sección de 'Imágenes' para los créditos]



FACTORES GENÉTICOS


El estudio de la contribución específica de los factores genéticos frente a los ambientales es una tarea complicada puesto que separar unos de otros es casi imposible. El factor de riesgo que predice con mayor acierto el sobrepeso y la obesidad es el componente parental, de lo que se puede deducir a priori la importancia de la carga genética. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los padres transmiten a los hijos no sólo los genes, sino también los hábitos de vida, además de compartir el ambiente. Los estudios con gemelos crecidos en ambientes diferentes y con niños adoptados han permitido estimar que entre el 40 y el 70 % de la variabilidad en la susceptibilidad a sufrir obesidad entre individuos se puede atribuir a diferencias genéticas en la población. Incluso en estos casos existe un componente ambiental asociado a los genes heredados, puesto que los gemelos crecidos en diferentes ambientes estuvieron expuestos al mismo entorno en el útero materno y tras el nacimiento hasta el momento de la separación. 


Niñas gemelas
Figura 3.- Niñas gemelas. Imagen tomada del enlace

A pesar de estas dificultades experimentales, no existen dudas acerca de cierta predisposición genética a desarrollar sobrepeso y obesidad en algunos individuos. La búsqueda de variaciones genéticas como posibles causantes de la obesidad se inició en la década de los 90 y, aunque se han propuesto varios cientos de ellas desde entonces, sólo unas pocas están relacionadas con la susceptibilidad a la obesidad. La aparición de nuevas técnicas de estudio del genoma humano ha descubierto al menos 52 zonas (loci) en los cromosomas con este tipo de relación, aunque para ninguna de ellas se ha logrado localizar el gen o la variante causantes. Además, la contribución de estas zonas al componente genético de la obesidad es muy baja, se estima que menor del 10%, por lo que se especula que quedan muchas otras zonas por descubrir con una importancia mayor en el desarrollo de la obesidad.

La primera zona del genoma humano que se relacionó con la obesidad y que ha sido corroborada con numerosos estudios está alrededor del gen FTO (fat mass and obesity associated). Esto ha llevado a que se dediquen muchos esfuerzos a estudiar este gen que la prensa ha bautizado como “el gen de la gordura”. Da lugar a una proteína del núcleo que pertenece a una familia de proteínas que repara el ADN y el ARN, aunque su función fisiológica exacta se desconoce. En estudios en humanos, se ha visto que los individuos que contienen una variante específica en su gen FTO pesan 3-4 Kg más que el resto y que tienen un 67% mayor riesgo de obesidad. Sin embargo, a pesar de esta demostrada relación, cambios en este gen sólo explican el 0.34% de la variabilidad entre individuos; poca cosa.


Zonas del genoma humano relacionadas con la obesidad
Figura 4.- Zonas del genoma humano relacionadas con la susceptibilidad a desarrollar obesidad. Tomada de la figura 1 de la referencia 4.



En la obesidad también sucede como en algunas otras enfermedades, en las que en un número reducido de individuos la causa es un fallo en un gen específico. Es lo que se denomina “obesidad monogénica”.

Dos de estos genes que producen este tipo de obesidad son el de la leptina (LEP) y el de su receptor (LEPR), gracias al cual hace sus efectos. La leptina es una pequeña molécula producida por el tejido adiposo y que, entre otras funciones, regula el apetito. Los ratones que carecen de esta proteína o de su receptor desarrollan obesidad a edad muy temprana (ratones ob/ob o db/db). En humanos, pacientes con mutaciones en el gen de la leptina desarrollan obesidad severa desde jóvenes y la inyección diaria de esta molécula corrige las anormalidades metabólicas que padecen. En cuanto al receptor de la leptina, hasta un 3% de los pacientes con obesidad severa presentan mutaciones inhabilitantes en su gen, lo que le impide hacer su función.

Otro gen que produce “obesidad monogénica” es POMC, que produce una molécula (pro-opiomelanocortina) que da lugar a varias hormonas implicadas en la regulación de la ingesta. Los pacientes que tienen mutaciones inhabilitantes del gen POMC presentan hiperfagia (ingesta excesiva de comida) y aparición temprana de obesidad, entre otros síntomas. Quienes sólo tienen una copia nula de las dos que contienen nuestras células, tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad o sobrepeso. 

Por su parte, el gen MCR4 da lugar al receptor de melanocortina 4, implicado en la regulación de la ingesta y del crecimiento. Se ha visto que el 5-6% de los pacientes con obesidad severa temprana presenta mutaciones en este gen. En la siguiente tabla se indican otros genes que provocan obesidad cuando están mutados. 


Genes responsables de la obesidad monogénica
Tabla 1.- Genes determinantes de obesidad monogénica


LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN EN LA OBESIDAD
              
Un aspecto importante muy comentado acerca de los factores genéticos de la obesidad es la teoría de que la capacidad para almacenar energía en forma de grasa habría supuesto un beneficio genético en la evolución de la especie humana. Esto habría hecho que esta tendencia se perpetuara, lo que ahora se manifiestaría, en el ambiente moderno, en forma de obesidad y sobrepeso. Esta teoría tan "lógica" es precisamente la que menos apoyo tiene dentro de la comunidad científica. A continuación presentamos un breve resumen de las tres teorías propuestas de la evolución en la obesidad según publicó Speakman en 2013 (referencia 1). Sólo la investigación futura determinará cuál de ellas explica mejor el proceso evolutivo de la obesidad.

A. Teoría del gen ahorrador (Punto de vista adaptativo)
Según esta teoría la obesidad habría sido en su momento un proceso adaptativo que nos habría permitido sobrevivir a los periodos de hambre. Los genes ahorradores habrían favorecido el almacenamiento eficiente de energía en forma de grasa en esos momentos, proporcionando una ventaja evolutiva a los individuos portadores. De modo que aquellas personas con poca actividad de estos genes habrían tenido una menor supervivencia durante los periodo de hambre.
Tras la Segunda Guerra Mundial el escenario habría cambiado, dado que la disponibilidad de alimentos aumentó de forma importante en países desarrollados. Esto habría hecho que esta ventaja evolutiva se convirtiera en una consecuencia perjudicial. Los individuos con gran actividad de estos genes ahorradores acumularían ahora grasa en previsión de tiempos de hambre que ya no se dan.
En general, los datos disponibles no apoyan esta teoría de la obesidad basada en la ventaja evolutiva de los genes ahorradores. El principal inconveniente es que a pesar del beneficio que supone la capacidad para acumular grasa frente a los tiempos de carencia, no todos los individuos la poseen y muchos se mantienen delgados a pesar del ambiente obesogénico al que estamos sometidos.


Teoría de la evolución humana
Figura 5.- Esquema de la evolución humana tomada de PLOS blogs 



B. Teoría de la adaptación equivocada ("Maladaptive")
Según esta teoría la obesidad nunca habría supuesto una ventaja evolutiva e incluso podría no haber sucedido anteriormente, excepto en algunos casos raros de anomalías genéticas (obesidad monogénica). Los genes que proporcionarían la predisposición a la obesidad podrían haber acompañado, como si hubieran sido efectos secundarios, a aquellos que sí habrían supuesto una ventaja en cualquier otra función. De esta forma, habría habido una 'adaptación equivocada'.
Un ejemplo de este tipo de explicación y que ha sido investigado en profundidad es la capacidad de termogénesis del tejido adiposo marrón. Este tejido disipa energía en forma de calor que se emplea para regular la temperatura corporal. Los animales que hibernan tienen una gran cantidad de tejido adiposo marrón que los mantiene con vida durante el invierno. En humanos, este tejido podría tener una segunda función: "quemar" el exceso de consumo de energía. Por lo tanto, aquellos individuos con alta capacidad de eliminar ese exceso calórico se mantendrían delgados, mientras que aquellos cuyo tejido adiposo marrón fuera menos abundante o eficiente, acumularían el exceso de energía en forma de grasa.

C. Teoría de la deriva genética ("drifty gene")
Una tercera explicación es que la mayoría de las mutaciones en los genes que predisponen a sufrir obesidad sean neutrales y habrían ido derivando con la evolución. Durante millones de años estos cambios genéticos no se habrían manifestado, hasta la actualidad, cuando se habrían revelado gracias al ambiente obesogénico al que estamos expuestos. Como consecuencia, algunas personas desarrollan obesidad y otras no. 



Referencias
1.- "Evolutionary Perspectives on the Obesity Epidemic: Adaptive, Maladaptive, and Neutral Viewpoints". JR Speakman. 2013. Annu. Rev. Nutr. 33:289–317
2.- "The epidemic of obesity and changes in food intake: the fluoride hypothesis". GA Bray. 2004 Physiol Behav; 82(1): 115–21.
3.- "Etiology and Pathophysiology Obesity: a disease or a biological adaptation?
An update". JP Chaput, É Doucet, A Tremblay. 2012. Obesity reviews 13, 681–691
4.- "Genetic determinants of common obesity and their value in prediction". RJF Loos. 2012. Best Practice & Research Clinical Endocrinology & Metabolism 26,  211–226
5.- "Genetic approaches to understanding human obesity". S Ramachandrappa, I Sadaf Farooqi. 2011. The Journal of Clinical Investigation, 121(6): 2080-6

Imágenes
- Figura 1.- Tomada del siguiente enlace
- Figura 2.- Imagen del ADN tomada del siguiente enlace. De David y Eden Gillespie
            Imagen representativa del ambiente tomada del enlace
- Figura 3.- Imagen tomada del siguiente enlace
- Figura 4.- Imagen tomada de la referencia 4 (figura 1)
- Figura 5.- Imagen tomada de PLOS blogs (enlace)