[Anton Nossik en Wikipedia] |
De todos es sabido que las glándulas mamarias de
una madre producen leche mientras le dé lactancia a su hijo. Sin embargo, si
elige no hacerlo, en cuestión de días, deja de producirse leche. Parece un mecanismo
lógico para ahorrar esfuerzo si ésta no va a servir para alimentar al bebé. De
modo que son la propia madre y su hijo quienes deciden si ella produce leche o
no. Pero, ¿de qué manera se comunican los deseos de la madre/hijo a las
glándulas mamarias para que produzcan o no leche materna? La clave está en la
propia acción de succionar que hace el bebé sobre el pezón de la madre. Y la
oxitocina y la prolactina son las hormonas fundamentales en todo este proceso.
Figura 1.- Morfología de la mama y sus partes. [Modificado de Patrick J Lynck en Flickr] |
Las glándulas mamarias crecen y se desarrollan
durante el embarazo para poder llevar a cabo la importante función que les
espera tras el parto: alimentar al recién nacido. A este crecimiento y
desarrollo contribuyen los estrógenos, la progesterona, la prolactina, la
hormona del crecimiento (GH) y los glucocorticoides. La estructura interna de
cada glándula mamaria tiene 15-20 lóbulos organizados en forma radiada. Cada
lóbulo contiene glándulas secretoras de leche denominadas alvéolos. La leche
producida en los alvéolos drena hacia los ductos en espera de la succión del
pezón por parte del bebé. Por lo tanto, son necesarias tres acciones para la
lactancia: producción, secreción y expulsión de la leche.
La prolactina y la oxitocina son hormonas
secretadas por la pituitaria (hipófisis), en el cerebro. Los niveles de ambas
hormonas aumentan en la sangre a lo largo del embarazo y están implicadas en
diferentes aspectos del mismo. Ambas regulan la lactancia tras el parto, pero
la oxitocina tiene una función extra: aumentar las contracciones uterinas que
provocan el parto. De hecho, la oxitocina sintética se administra con este fin.
La prolactina es la responsable
de la producción de leche en los alvéolos mamarios. Por su parte, la oxitocina
provoca la contracción de las células mioepiteliales que rodean los alvéolos.
La compresión resultante desplaza la leche desde éstos hacia los ductos, desde
donde se puede succionar.
Si tanto los niveles de prolactina como de
oxitocina en sangre aumentan durante el embarazo, ¿cómo es que sólo se produce
la lactancia tras el parto? Esto se debe a que la concentración de estrógenos y
progesterona también están aumentados durante ese tiempo, lo que tiene un
efecto negativo sobre la función de la prolactina y, por lo tanto, no se
produce la lactancia. Tras el parto, los niveles de estas hormonas disminuyen,
lo que levanta el bloqueo que ejercían sobre la prolactina, con la subsiguiente
secreción de leche.
Hay tres factores que regulan la lactancia:
prolactina, oxitocina y el vaciado de la glándula mamaria. La concentración
sanguínea de prolactina aumenta desde 10 ng/ml en una mujer no embarazada a
aproximadamente 200 ng/ml en el momento del parto. Después, los niveles
disminuyen parcialmente, con un patrón de secreción periódico superpuesto de
7-20 picos a lo largo del día. La acción de succionar los pezones por parte del
bebé condiciona estos picos de secreción y de hecho, la secreción de prolactina
tiene lugar 1-2 min tras el comienzo de la succión. De no producirse, los
niveles de prolactina vuelven a sus valores normales en 2-3 semanas. Los
aumentos de la concentración sanguínea de la hormona en estos picos son cada
vez menores a lo largo de la lactancia.
Por su parte, la succión del pezón también estimula
la secreción de oxitocina en la pituitaria posterior. Gracias a ella, la leche
almacenada en los alvéolos drena a los ductos y está disponible para el bebé.
Esta oxitocina se produce gracias a los impulsos nerviosos procedentes de la
glándula mamaria, que viajan al sistema nervioso central y actúan sobre el
hipotálamo. A su vez, el hipotálamo estimula la secreción de oxitocina y prolactina
en la pituitaria. Este impulso nervioso se dispara por la succión del pezón por
parte del bebé. En ocasiones basta el contacto visual o el sonido del niño para
que la madre secrete oxitocina, lo que sugiere un componente psicológico en
este reflejo neuroendocrino.
Referencias
-
“Endocrinología básica y clínica”. FS Greenspan, DG Gardner. 6ª edición. Manual
Moderno. 2005.
-
“Introducción al cuerpo humano”. Tortora y Derrickson. Editorial Médica
Panamericana. 2008.
-
"Williams Textbook of Endocrinology".
Kronenberg. Saunders
Elsevier. 2008.
- “Anatomy and Physiology of Lactation”. MC Neville. Pediatric Clinics of North America - Volume 48, Issue 1 |
- “Endocrinology: An Integrated Approach”. S Nussey, S Whitehead. Oxford :
BIOS Scientific Publishers; 2001. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK27/
Imágenes
- Imagen de la glándula mamaria en todo el artículo: de Patrick J Lynck en Flickr.
- Imagen del bebé lactando en todo el artículo: de Anton Nossik en Wikipedia.