Figura 1.- Espermatozoides sobre el endometrio del útero. Autores: Fawcett y Phillips |
Es probable que cuando oímos que sólo un espermatozoide fecunda un óvulo, nos imaginamos el super-espermatozoide, maratoniano, capaz de romper barreras por llegar al óvulo y que, además, bloquea la entrada a cualquier competidor. Puesto así, suena a la gran historia de amor; pero, ¿qué hay de ficción en todo esto? ¿Qué proceso debe tener lugar para que un espermatozoide fecunde un óvulo?
Cuando se libera un óvulo del ovario a la trompa de Falopio, éste lleva asociado material procedente del folículo de Graaf (imágenes de la ovulación en humanos). En su parte más externa, se encuentra la corona radiada o “cumulus ooforus”, que es una cubierta formada por una matriz extracelular rica en ácido hialurónico en donde se encuentran embebidas células de la granulosa. A continuación, y en dirección hacia el óvulo, se encuentra la zona pelúcida, también formada por matriz extracelular formada mayoritariamente por cuatro tipos de proteínas (glicoproteínas). Entre la zona pelúcida y la membrana del óvulo se encuentra el espacio perivitelino, donde se localiza el primer cuerpo polar, resultado de la división celular parcial (meiosis I) que ha tenido lugar durante el desarrollo del óvulo.
Figura 2.- El óvulo y los componentes que lo rodean tras su liberación del folículo. En la fotografía de la derecha, el ADN está teñido en azul. |