14 enero 2014

DIABETES y sus componentes

Símbolo de la Diabetes
Figura 1.- Símbolo de la Diabetes
Desde que la globalización es un fenómeno aceptado, no paramos de oír grandes cifras a las que nos estamos acostumbrando y que están perdiendo así su impacto social. Sin embargo, más allá de que los millones sean de personas o de euros, hay ciertas cifras que tenemos que analizar porque nos hablan de verdaderas epidemias. Es el caso de los números asociados a la Diabetes.









La Organización Mundialde la Salud estima que 347 millones de personas en el mundo padecen Diabetes. La FID (Federación Internacional de Diabetes, IDF) señala 382 millones en 2013. Las diferentes fuentes hablan de que esta enfermedad afecta al 5-10% de la población mundial. En España, el estudio Di@betes nos daba en 2011 datos de un 13.8% de incidencia de diabetes en personas adultas (muestras recogidas en 2009-2010). Y lo que es aún más preocupante, aproximadamente la mitad de ellas no sabían que la padecían. Esto quiere decir que si miras a tu alrededor, o en tu red social, un buen número de tus amigos son diabéticos, lo sepan o no, situación que tiene pocos visos de cambiar. De hecho, si echamos un vistazo a las estimaciones para las décadas futuras, éstas auguran cifras incluso mayores de incidencia (592 millones según la FID), que insisten en el grave ascenso de la diabetes infantil. 


Mapa mundi de la incidencia de diabetes por países
Figura 2.- Prevalencia mundial de Diabetes. Tomado de la Federación Internacional de Diabetes (FID)

La Diabetes Mellitus es una enfermedad compleja por dos razones fundamentales: porque tiene un origen multifactorial, lo que quiere decir que no hay una sola causa que la produce; y porque afecta al funcionamiento de muchas partes de nuestro cuerpo. Sin embargo, la base es bien sencilla: no se regula bien la concentración de glucosa en sangre (glucemia).


Previsión de incidencia de Diabetes en el mundo en 2035
Figura 3.- Previsión de incidencia mundial de Diabetes en 2035. 
Tomado de la Federación Internacional de Diabetes (FID)



¿Por qué es tan importante controlar la glucosa en sangre?

La mejor respuesta a esta pregunta se encuentra precisamente en la propia enfermedad que se genera cuando este proceso falla. La Diabetes es una enfermedad mortal. Incluso en la actualidad, a pesar de los servicios médicos y las terapias disponibles, padecer Diabetes aumenta el riesgo de mortalidad más del doble. Sólo por poner un ejemplo, una cetoacidosis o un coma hiperglucémico pueden causar la muerte del diabético de forma directa. De modo que imaginemos lo que la Diabetes suponía para nuestros antepasados cuando aún las prácticas médicas eran primitivas. 



¿CÓMO SE REGULA LA GLUCOSA EN SANGRE (GLUCEMIA)?


Estructura molecular de la insulina
Figura 4.- Estructura de la insulina
Una de las hormonas implicadas y, de hecho, la principal responsable es la insulina, una pequeña hormona cuyas virtudes ya hemos apreciado en este blog (enlaces). Ahora es el momento de entrar en algo más de detalle. 












La insulina la fabrican y liberan unas células especializadas denominadas células beta que se encuentran en los islotes de Langerhans. Éstos son estructuras diferenciadas que se localizan dentro del páncreas y que constituyen aproximadamente el 2-5% de todas las células del páncreas. Estos islotes están diseminados por todo el páncreas. Además de células beta (65-80%), que son mayoritarias en el islote (en rojo en la imagen), también hay células alfa (15-20%), que producen glucagón (en verde en la imagen); células delta (3-10%), que producen somatostatina y células PP (1-2%), que producen polipéptido P. En los últimos años se ha descrito, además, la presencia de células productoras de grelina.

  
Las células beta del páncreas están en rojo y las alfa en verde
Figura 5.- Imagen de un islote de Langerhans obtenida por microscopía confocal. En rojo están marcadas las células beta  productoras de insulina y en verde las alfa secretoras de glucagón. Autora: Ana B. Ropero

Recordemos de forma breve que tras una comida aumentan de forma importante los niveles de glucosa y otros nutrientes en sangre. Estos nutrientes deben pasar a los tejidos para asegurar su mantenimiento, mientras que el exceso se almacena para los periodos en ayunas. Para que esto suceda, las células beta del páncreas secretan insulina que vierten a la sangre, desde donde llega a todas las células de nuestro cuerpo. Al detectar la insulina, las células dejan pasar la glucosa a su interior, donde se metaboliza para dar energía. Esta captación de glucosa hace que sus niveles sanguíneos disminuyan y vuelvan a los que había antes de comer.
En este proceso hay cuatro tejidos que son especialmente importantes y que trabajan de forma coordinada, sin olvidar al resto de órganos y células, que también necesitan glucosa para vivir.
- El páncreas, porque sus células beta secretan insulina.
- El hígado, porque es el maestro de orquesta del metabolismo de la glucosa: la produce en los periodos de ayuno y la almacena tras una comida.
- El tejido muscular y el adiposo, porque son los grandes almacenes de glucosa: el músculo la guarda en forma de glucógeno (cadenas de glucosa), mientras que el tejido adiposo en forma de grasa. 


Participación de los diferentes tejidos en la glucemia y papel de la insulina
Figura 6.- Regulación de los niveles de glucosa en sangre por la insulina. [Ver la sección 'Imágenes' para los créditos]


Esto es lo que sucede durante las siguientes dos horas después de una comida. Sin embargo, pasado ese tiempo los niveles de glucosa en sangre se normalizan y el consumo de ésta por los tejidos debe reponerse. El objetivo en todo momento es que la glucosa se mantenga estable para que todas las células funcionen correctamente, especialmente el cerebro. Este órgano es particular porque sólo se alimenta de glucosa de forma habitual, sólo siendo capaz de consumir cuerpos cetónicos cuando hay urgencia (las grasas/lípidos para él están de más como fuente de energía). Para asegurar el aporte de energía para las funciones vitales, cuando el cerebro detecta que los niveles de glucosa en sangre están bajos (en personas sanas en torno a 47 mg/dl de glucosa), ‘se apaga’, como también diríamos, se pone en ‘modo económico’. De esta forma, las funciones vitales siguen en marcha, pero no aquellas prescindibles, como por ejemplo, el estado de consciencia, razón por la que una bajada de la glucosa en sangre puede provocar un mareo. A pesar de este mecanismo de protección, si la glucemia sigue bajando, el cerebro puede quedar dañado, incluso de forma irreversible, por lo que asegurar una cantidad suficiente de glucosa en sangre es fundamental para su supervivencia y la nuestra.


Bajos niveles de glucosa en sangre provocan un funcionamiento del cerebro reducido y por tanto un vahído o pérdida de conciencia
Figura 7.- Estado de conciencia cuando la glucosa en sangre en normal y pérdida de conciencia cuando los niveles son muy bajos (hipoglucemia).  [Ver la sección 'Imágenes' para los créditos]



En este proceso de producción de glucosa en ayunas (más de 2 horas tras la ingesta), el hígado es fundamental. Éste se encarga de romper (hidrolizar) el glucógeno en sus componentes, que no son más que unidades de glucosa, en un proceso denominado glucogenolisis. Este proceso también tiene lugar en el músculo esquelético; sin embargo, con una salvedad: la glucosa que produce el músculo sólo la puede utilizar él mismo para obtener energía, mientras que la que produce el hígado la vierte a la sangre y puede llegar a todos los tejidos. Otro mecanismo que utiliza el hígado para producir glucosa es a partir de otros nutrientes (gluconeogénesis): determinados aminoácidos provenientes de las proteínas y el glicerol procedente de los lípidos o grasas acumuladas en el tejido adiposo. Gracias a estos procesos, la glucemia no varía desde que se restablecen los niveles dos horas tras una ingesta hasta que se vuelve a comer que, por la noche, pueden pasar más de 8 horas.



Durante el ayuno el hígado produce glucosa, que se inhibe tras una comida
Figura 8.- Papel del hígado en la regulación de la glucemia (glucosa en sangre). [Ver la sección 'Imágenes' para los créditos]



El que el hígado produzca glucosa o, por el contrario, la guarde en la reserva, depende de un fino equilibrio hormonal y nervioso. La insulina secretada por las células beta del páncreas hace que el hígado capte glucosa y la guarde pero, además, que deje de producir glucosa. Por el contrario, la hormona glucagón, que se sintetiza en las células alfa del páncreas, mucho menos numerosas que las beta, tiene el efecto contrario. Durante el periodo de ayuno, los niveles de glucagón en sangre aumentan, lo que estimula la producción de glucosa por parte del hígado. Cuando se ingiere una comida, deja de producirse glucagón y, en su lugar, es la insulina la hormona determinante. Otras hormonas, como la adrenalina, la hormona del crecimiento, los glucocorticoides y las hormonas tiroideas, también tienen un efecto similar al glucagón para satisfacer las necesidades de glucosa en situaciones especiales, como el estrés o el crecimiento.



¿Qué falla en la Diabetes?

No es el objetivo de este blog pretender proporcionar una respuesta definitiva a una pregunta que investigadores de todo el mundo llevan tratando de responder durante muchos años. El modelo clásico de la enfermedad se centra en la INSULINA como el factor determinante en el desarrollo de la Diabetes. Aquí nos centraremos en este modelo, aunque también comentaremos una alternativa que cada vez va tomando más fuerza en este campo de investigación.

De modo que para que el sistema de regulación de la glucosa en sangre funcione correctamente, son necesarias dos condiciones fundamentales en relación a la insulina:
- Que las células beta del páncreas secreten insulina


- Que el resto de células de nuestro cuerpo, especialmente músculo, hígado y tejido adiposo respondan a esa insulina y capten la glucosa de la sangre, además de que el hígado deje de producir glucosa. Como consecuencia, los niveles de glucosa en sangre disminuyen y vuelven a los que había antes de comer. 

Diabetes tipo 1

En este tipo de Diabetes el fallo reside enteramente en la primera condición: no se producen cantidades suficientes de insulina o incluso puede ser que haya ausencia total. Esto se debe a una reacción autoinmune en la que el sistema inmune de vigilancia ataca, por equivocación, las células beta, provocando su destrucción. Aquí juegan un papel fundamental dos factores importantes:
- La susceptibilidad genética
- Los factores ambientales, entre ellos, infecciones por virus
El ataque autoinmune de las células beta se desencadena por factores ambientales en individuos con cierta predisposición genética. La progresión a Diabetes puede ser más o menos rápida, aunque también puede suceder que no se desarrolle la enfermedad. El tratamiento para este tipo de diabéticos es administrar insulina.


En la siguiente imagen se presentan dos islote de Langerhans. En la imagen de la izquierda se ve un islote procedente de un ratón normal, con una cantidad importante de células beta (en verde). El islote de la derecha es de un ratón al que se le ha provocado la destrucción de las células beta y por ello apenas hay marcaje en verde. Este tipo de ratón se utiliza como modelo de Diabetes tipo 1, lo que permite estudiarla, ya que no se pueden utilizar muestras humanas.

Islote de Langerhans de un ratón con diabetes tipo 1
Figura 9.- Imágenes de dos islotes de Langerhans de páncreas de ratón. Las células beta están en verde y las alfa en rojo. El islote de la izquierda proviene de un ratón normal, mientras que el de la derecha de un ratón tratado con estreptozotocina, modelo de Diabetes tipo 1. Imágenes tomadas de la referencia 8 (Le May 2006)


Diabetes tipo 2

Este tipo de Diabetes es la de mayor prevalencia mundial. En este caso el modelo clásico actual se basa en la combinación de “Resistencia a la Insulina” y “Disfunción en la Célula Beta Pancreática”, ambas necesarias para el desarrollo de Diabetes tipo 2.

Cuando una persona se hace resistente a la insulina, ya sea por diferentes razones como embarazo, obesidad, etc, ésta es capaz de secretar esta hormona sin dificultad. Sin embargo, los tejidos responden peor a esta insulina, por lo que captan menos glucosa de la sangre y ésta permanece elevada durante más tiempo. Es como si estos tejidos se hicieran “duros de oídos” a la señal que es la insulina. 



Consecuencia de la resistencia a la insulina sobre la glucosa en sangre
Figura 10.- En la Resistencia a la Insulina los tejidos son menos sensibles a la hormona y, por lo tanto, captan menos glucosa, lo que mantiene la glucemia elevada. [Ver la sección 'Imágenes' para los créditos]


En consecuencia, las células beta del páncreas producen y secretan más hormona para que finalmente, los tejidos consigan captar toda la glucosa necesaria para mantener el equilibrio. Esto genera lo que se denomina hiperinsulinemia, debido a los niveles más elevados de insulina presentes en la sangre y que son necesarios para conseguir una buena respuesta por parte de los demás tejidos.


Esto requiere un sobre-esfuerzo por parte de la célula beta que con el tiempo puede fallar. En el momento en el que ésta ya no es capaz de compensar esa resistencia a la insulina secretando más hormona, es cuando se produce intolerancia a la glucosa. Si  esta situación no se trata convenientemente, se desarrolla Diabetes tipo 2.

El fallo en el páncreas con resistencia a la insulina provoca diabetes
Figura 11.- La Resistencia a la Insulina obliga a la célula beta del páncreas a secretar más insulina. Si esto no sucede, se desarrolla Diabetes tipo 2. [Ver la sección 'Imágenes' para los créditos]


En los últimos años se está poniendo de manifiesto la importancia del cerebro en la regulación de la glucosa en sangre. De hecho, en modelos animales con deficiencia importante en insulina, una adecuada estimulación del cerebro mejora los parámetros glucémicos. En este proceso, la leptina es la hormona que emerge como mediadora de este papel del cerebro. De esta forma, el sistema de regulación por la insulina vendría apoyado por uno gobernado por el cerebro que, de forma independiente a esta hormona, asistiría en mantener el equilibrio glucémico. [Para más detalles, consultar la referencia 5]


Diabetes gestacional

Es Diabetes tipo 2 que se desarrolla durante el embarazo. Para que el feto pueda utilizar la glucosa que circula por el torrente sanguíneo de la madre, ésta desarrolla resistencia a la insulina, lo que constituye un proceso de adaptación fisiológico. En consecuencia, las células beta de la madre secretan más insulina para compensar; sin embargo, si este proceso de adaptación falla, se desarrolla Diabetes gestacional. Ésta desaparece tras dar a luz, aunque estas mujeres son más propensas a padecer Diabetes tipo 2 en el futuro. 


DIAGNÓSTICO

Los síntomas de Diabetes tipo 1 y 2 son los mismos, con la importante diferencia de que el desarrollo de la enfermedad es más rápido en el primer caso y  los síntomas pueden aparecer de repente. La Sociedad Española de Diabetes (SED) en su "Tratado SED de Diabetes Mellitus" establece tres condiciones para el diagnóstico de Diabetes Mellitus:

- Síntomas clínicos de Diabetes (gran cantidad de orina o poliuria, aumento anormal de la sed o polidipsia y pérdida de peso sin explicación aparente) y glucemia en plasma a cualquier hora del día igual o superior a 200 mg/dl
- Glucemia plasmática en ayunas (mínimo 8 horas de ayuno) igual o superior a 126 mg/dl
- Glucemia plasmática tras la prueba de sobrecarga oral de glucosa (PSOG) igual o superior a 200 mg/dl. En esta prueba el paciente bebe una solución de 75 g de glucosa en agua y se le mide la glucemia pasadas 2 horas.


La Diabetes tipo 2 suele venir precedida, durante años, de estadios pre-diabéticos en los que existe alguna alteración en la glucemia. Si estos se detectan y se tratan adecuadamente, se puede retrasar el desarrollo de la enfermedad. A continuación se presentan los tests a realizar y las diferentes situaciones de alteración de la glucemia que se pueden dar (tomados del texto de la SED; ver la sección de "Referencias").

Medida de la glucemia plasmática en ayunas
- Valor inferior a 100 mg/dl: normal
- Valor entre 100 y 125 mg/dl: glucemia en ayunas alterada (GAA)
- Valor mayor o igual a 126 mg/dl: diagnóstico provisional de diabetes que debe ser confirmado.

Prueba de sobrecarga oral de glucosa (PSOG) y medida tras 2 horas
- Valor inferior a 140 mg/dl: normal
- Valor entre 140 y 199 mg/dl: intolerancia a la glucosa (IG)
- Valor igual o superior a 200 mg/dl: diagnóstico provisional de diabetes que debe ser confirmado.



Referencias
1.- Estudio Di@betes de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y CIBERDEM
2.- “Global status report on noncommunicable diseases 2010. 2011. Organización Mundial de la Salud (OMS).
3.- “Atlas de la Diabetes de la FID”. 6ª edición. Federación Internacional de Diabetes (FID)
5.- “Cooperation between brain and islet in glucose homeostasis and diabetes”. MW Schwartz, RJ Seeley, MH Tschop, SC Woods, GJ Morton, MG Myers, D D’Alessio. 2013. Nature 503: 59-66.
6.- "Tratado SED de Diabetes Mellitus". 2007. Gomis, Rovira, Feliu, Oyarzabal. Editorial Panamericana.
7.- “Anatomía y Fisiología”. Thibodeau y Patton. Elsevier Mosby. 6ª edición. 2008.
8.- “Estrogens protect pancreatic beta-cells from apoptosis and prevent insulin-deficient diabetes mellitus in mice”. 2006. C Le May, K Chu, M Hu, CS Ortega, ER Simpson, KS Korach, MJ Tsai, F Mauvais-Jarvis. PNAS, vol 103 (24): 9232.

Imágenes
- Figuras 2 y 3.- Federación Internacional de Diabetes (FID)
- Figura 5.- Autora: Ana B. Ropero
- Figuras 6, 10 y 11.- Imagen de la comida: autor DocteurCosmos en Wikipedia
             Imagen del islote de Langerhans para ilustrar el páncreas: Ana Belén Ropero

- Figura 7.- Imagen del cerebro tomada de biologycorner en flickr
     Imagen representativa del vahído tomada de "Diabetes"
     Imagen de la mujer de pie tomada de "Mely Romero"
- Figura 8.- Imagen del islote de Langerhans para ilustrar el páncreas: Ana Belén Ropero
    Imagen de la comida tomada de "Descubre el poder de comer sano"
- Figura 9.- Imágenes tomadas de la referencia 8